viernes, 21 de mayo de 2010

Nuestra despedida y poemas para Noelia

Esta vez no voy a hablar con mi Noé, mi hija amada, esta vez voy a darle algunos datos a mis seguidores.
Noelia, tenía 16 años cuando en el mes de julio de 1994 sin que hubiera síntomas notorios se enfermó de leucemia. Se la detectaron, diagnosticaron y enseguida la internamos exactamente el 22 de agosto del mismo año, solamente unas horas después de estar haciendo su vida normal, volviendo del colegio y de inglés.
Estuvo internada en el Hospital Garraham de Buenos Aires, uno de los mejores hospitales de niños de Sudamérica. Sin embargo, después de haber pasado por dos quimioterapias y haber sufrido mucho, mucho, producto de una varicela que en ella fue letal, se me fue de mi abrazo el 3 de octubre de ese año a las 9 y media de la noche. Tan solo 42 días después de su diagnóstico.
Desde ese año, para mí esa fecha es especialmente triste, porque todos los recuerdos se agolpan en mi mente y me es muy difícil olvidar que se me la llevaron a terapia intensiva a las 9 de la mañana y ya no pude hablar más con ella, más que para despedirme estando ella en coma, tan solo unos minutos antes de su partida.
Agradezco a Dios haberme dado el don de poder expresar mis sentimientos porque gracias a eso en esa despedida pude decirle todo, cuánto la amé desde que estuvo en mi vientre, cómo la querían sus amigos y que todos ellos y toda su familia estaba cerquita suyo para acompañarla en ese momento tan difícil. Que la amaba más que a nada en el mundo junto con su hermanita y que como el sueño de la hermana Teresa de Calcuta no olvidara que en esos momentos Jesús la estaba cargando en sus brazos. Le dije que no le decía adios sino hasta luego y que se fuera tranquilita que yo cuidaría de su amada hermanita (ella la pidió) y de su padre y que no se preocupara que estaría bien esperando el momento de reencontrarnos y abrazarnos fuerte. Le dí todo mi infinito amor en esos minutos previos a partir, luego la besé todo a lo largo de su cuerpito inerte y salí de la sala. No alcancé a sentarme en la contigua que el médico vino a avisarnos a mi marido y a mí que acababa de partir. Un rato antes el enfermero que la atendía me había dicho, señora por qué no se despide? Esta chica está haciendo mucho esfuerzo por vivir, ya soportó dos infartos ... despídase de ella... Lo hice y fue como si estuviera esperando mis palabras, mi despedida, mi permiso para irse, claro mi chiquita... si siempre me pedía permiso para todo...
En fin, desde ese día mi alma quedó partida en dos y yo cada 3 de octubre estoy sola ya presente en la mañana en el parque Gloriam donde está su cuerpito, el que yo gesté y luego me paso siempre la tarde acostada. Pero a la noche, espero siempre ansiosa las 9 y media, porque es la hora en que se fue de regreso con el Padre a su casa celestial. A esa hora a veces ya estoy acompañada por mi otra hija, que ahora ya va a la facultad y a veces regresa temprano y otras como la del año pasado no, estoy sola, y miro el reloj y rezo y lloro y el año pasado también escribí. Escribí unos simples versos salidos de mi alma para ella, o por ella no lo sé muy bien, estaban perdidos en un rincón de esta computadora y anoche lo encontré.
Por eso hoy se los dejo para compartir con ustedes, las personas que siguen mi blog y las que pasan circunstancialmente este sentimiento en palabras de una mamá que estaba viviendo los quince años celestiales de su hija amada.
Hace ya tiempo que inicié este blog, nunca quise dar detalles de por qué y cómo había partido mi nena, hoy lo necesité, por eso lo hice. Mis disculpas a quien le haya hecho mal, pero sepan que a mí me sirve como desahogo contar por lo menos una vez al año, esta vivencia, es muy fuerte y nunca se va del todo, está allí sellada eternamente en mi alma, pero no la detesto, es parte de mi historia y la de mi hija, es nuestro último instante juntas en este mundo, fue doloroso, demasiado, pero fue lo que Dios designó para mí y si Él lo decidió así, así lo acepté. Estoy convencida que un día se abrirán mis ojos del todo y esa capa gris que los cubre y no me deja ver cuántos por qué desaparecerá para siempre y conoceré todo, absolutamente todo mientras abrazo y beso a mi hija después de tantos años.
Nota: Seguí buscando y encontré otros, tengo muchos, pero sólo les dejo éstos por ahora. Gracias por leerme que es lo mismo que escucharme para mí. Gracias. Melan.
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sábado 3 de octubre de 2009
NOCHE DE QUINCE AÑOS
Ya se agazapa la tarde cansina
se apagan los silbos de natura
en la lejanía el sol deja su espuma
y la noche noche va arrimando su espesura
No estuvimos juntos hoy amor nosotros
nadie estuvo silente siquiera
a mi lado hoy taciturno
pero no me quejo, así lo he buscado
y sola espero la noche en plenilunio
La quietud me atrapa, soledad me guía
y en esta sinrazón de los ocasos
se despojan sin piedad las letanías
No busco nada más que este minuto,
este exacto minuto del crepúsculo
en que la noche abraza con amor el día
y lo deposita en el oriente lejos
para que reine claridad en las antípodas
mientras ella nos cobija en este punto
y nos muestra lo mejor que tiene, su circular caminar sobre su eje,
luna llena hoy, estrellas, vía láctea entera
todo ello en esta noche como tantas
que sin embargo parece la primera
Y en un sentido lo es, esta es la noche
en que a partir de ella,
tan sólo noche ...serían para mí siempre los días... Melan
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DOLOR DE AUSENCIA DE QUINCE AÑOS
Setiembre está cercapuede verse, sentirse, percibirse sus fragancias florecidas.primavera viaja con él y todo su ornamentoque amalgama la tierra de colores y aromaseste rincón del mundo esperándola felices los vivos, los que aún sueñan el verano ...es su momento.Antes del diluvio, de la devastación suprema que se tornó intolerable, que invadió mi alma de dolores, y que aún deshilacha mis sentires...
yo también amaba esa unión, hijita mía. Setiembre y primavera... y la amábamos juntas... lo recuerdas?Ahora ya no, no desde que este es el comienzo del tiempo de tu doliente ausencia,de espera, de incompleta y existencia gris y fría, como el invierno hija mía... como el invierno...Sí, los veo y los sigo inerte desde mi ventana. mirando los retoños de la magnolia que amabas y observando sin que mis ojos quieran registrar la mirada, los brotes de la parra...que juntas descubríamos
Anhelando un infinito invierno,
semejante a tu terrosa almohada
donde cae la lluvia y el viento se desparrama sin fronteras,
donde el agua se escurre sigilosa hasta el fondo. dónde aún viven tus huesitos amados,ellos ... los que yo alimenté en mi vientre,Si vos, mi niña dulce, estás viviendo el invierno,y si ya no podés levantar tus manos hacia la calidez del díay ni el sol y sus tibios rayos rozan tu lo que fue tu suave piel,y si brotes nuevos de antiguas vides ya no nacen para vos,ni la magnolia te muestra sus nuevos capullos...
Entonces, desaparece primavera! buscaré a invierno eternamente,
en tu tumba, dentro de ella
apoyaré mi cabeza fría junto a la tuya helada
y yo también entonces, dormiré a tu lado... en la tierra húmeda...hija mía.
Mamá
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Cuando siento la pena que me invade,
en los oscuros laberintos de la nada,
en el silente universo de mi alma...
y el ancestral alarido de mis ansias...
Recuerdo que hubo un tiempo,
en que nada de esto
era existente...primaba la alegría,
y la esperanza
se hacía gota de rocío en la mañana...
aroma de eucaliptus en la tarde...
y por la noche,
desplegaba su néctar nuestro nácar...
Los sueños flotaban en el aire
y mi alma se elevaba agradecida...
por esta vida regalada...
por este privilegio quizás inmerecido...
de poder abrazar y besar a estas, mis hijas soñadas...
Mas no fue suficiente ...
Para Dios no alcanzan las palabras,
ni concede milagros de manera anticipada...
cuando aún enturbian el alma y existen,
pecados pendientes...manchas impagas...
Cuando siento la pena que me invade...
es porque no estás a mi lado hija mía...
porque el cielo se tornó una nube negra
y vos de repente, en apenas un suspiro,
te escapaste de mi abrazo...
Cuando siento la pena que me invade...
sólo sobrevive la esperanza
del abrazo compartido,
apretado y eterno,
que nos debe ...
Quien nos haya separado....
mami